Tuve mi primer contacto con Janet Malcolm a través de María Gainza, que conoce mi particular interés por Sylvia Plath y me recomendó que leyera La mujer en silencio. El libro no era fácil de conseguir y el nombre de la autora ni siquiera me sonaba. Googleando me enteré de que Malcolm fue periodista y crítica literaria, nació en Praga en 1934 pero era ciudadana norteamericana y colaboró durante años en The New Yorker. Después de leer La mujer en silencio, uno de esos libros sorprendentes y maravillosos, imposibles de definir y clasificar, mezcla de biografía -se interna en la tumultuosa vida y la famosa muerte de Sylvia Plath-, autobiografía, teoría literaria y novela, me pregunté cómo podía ser que tan poca gente la conociera en nuestro país y cómo a nadie se le había ocurrido editarla acá. Hasta que la editorial Monte hermoso –que ya había publicado unos ensayos imperdibles de Willa Cather y un libro único de Sergio Wolf, entre otras joyas– compiló y tradujo varias de sus crónicas en Nadie te está mirando. Maestra del perfil (no me sorprendería que Leila Guerriero fuera una especie de discípula de Janet), mira y retrata como esas adivinas que leen las pupilas y nada se les escapa.
Editado Monte Hermoso – Stand 63